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Pete Seeger

El último luchador

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Si en la guitarra de Woody Guthrie se leía “esta máquina mata fascistas”, el banjo de Pete Seeger (1919 -2014) decía “este instrumento atrapa el odio y le obliga doblegarse”. Esencialmente pacifista a lo largo de toda su carrera –su padre ya perdió en 1918 el puesto de responsable del Departamento de Música de la Universidad de California por oponerse a la I Guerra Mundial–, su contribución a la música popular y al activismo estadounidense se extiende a lo largo de más de cinco décadas.

 

En los años 40 en The Almanac Singers, un grupo abiertamente político que reflejaba en sus letras los lemas y las posturas de los sindicatos y los incipientes movimientos de integración racial. La persecución política les obligó a transformarse en los años 50 en The Weavers, igualmente politizados (Seeger abandonó el grupo cuando los restantes miembros aceptaron grabar para un anuncio de tabaco), pero mucho más sutiles líricamente para evitar a la censura. Ese mayor trabajo lírico les confirió una mayor riqueza artística, un más que moderado éxito comercial (“On top of Old Smoky” fue número 1 de ventas durante trece semanas en 1950 y su versión del “Goodnight, Irene” de Leadbelly estuvo veinticinco semanas en lista compitiendo con la versión que hizo el mismísimo Frank Sinatra) y una legión de imitadores (empezando por The Kingston Trio) que fueron determinantes en la transmisión del legado folk a los nuevos cantautores (Dylan, Baez…) en los años 60.

 

Si se dice que el folk, tal como lo conocemos, nació el 3 de marzo de 1940, el día en que Seeger y Guthrie se conocieron en un concierto para recoger fondos para los trabajadores inmigrantes, también hay que reconocer la impronta de Seeger en la carrera de los jóvenes talentos que, subidos a sus hombros, convertirían el folk estadounidense en una música universal, conocida, admirada y adaptada en todo el mundo. Sin ir más lejos, fue Seeger quien recomendó a John Hammond que produjera el primer disco de Dylan.

 

En los años sesenta, ya con una carrera a su propio nombre más que asentada pese los interrogatorios del terrible senador McCarthy, Seeger se distanció del stalinismo (aunque no del comunismo como filosofía) y profundizó en su apoyo al efervescente movimiento de los derechos civiles a los que brindaría el himno “We shall overcome” adaptado de un góspel publicado en la revista People’s Songs, fundada por él mismo.

 

Buen conocedor de la tradición folk –trabajó en la adolescencia junto a Alan Lomax, amigo de su padre y uno de los más importantes recopiladores de canciones tradicionales de los Estados Unidos–, a Seeger se le ha considerado como el guardián de la pureza del folk estadounidense por lo que su carrera y su carácter se han tachado erróneamente como artísticamente conservadores. En este sentido, se le atribuye la famosa anécdota de cortar con un hacha los cables que alimentaban los instrumentos eléctricos de Bob Dylan y su banda en su mítica actuación en el Festival de Folk de Newport de 1965. Un hecho todavía controvertido (unos testigos aseguran que ocurrió, mientras que otros lo niegan) del que Seeger siempre se defendió argumentando que corrió a la mesa de sonido para advertir al técnico que con un volumen tan alto en los instrumentos no podía distinguirse la excelente letra de “Maggie’s Farm”.

 

En los últimos años, figuras como Bruce Springsteen le reivindicaron con discos como “We shall overcome: The Seeger sessions” (Columbia, 2006) donde reinterpretó las canciones de uno de los titanes de la canción y el activismo del siglo XX.

 

Para honrar su memoria, os dejamos esta playlist con algunos de sus mejores momentos como intérprete, adaptador o compositor: un gran legado para la Historia de la Música que sin embargo es poco comparado con su espíritu de lucha y su apoyo incansable a las causas de los más débiles. Descanse en paz. Por Jordi Vidal y Half Nelson 

 

 

Pete Seeger

El último luchador

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Si en la guitarra de Woody Guthrie se leía “esta máquina mata fascistas”, el banjo de Pete Seeger (1919 -2014) decía “este instrumento atrapa el odio y le obliga doblegarse”. Esencialmente pacifista a lo largo de toda su carrera –su padre ya perdió en 1918 el puesto de responsable del Departamento de Música de la Universidad de California por oponerse a la I Guerra Mundial–, su contribución a la música popular y al activismo estadounidense se extiende a lo largo de más de cinco décadas.

 

En los años 40 en The Almanac Singers, un grupo abiertamente político que reflejaba en sus letras los lemas y las posturas de los sindicatos y los incipientes movimientos de integración racial. La persecución política les obligó a transformarse en los años 50 en The Weavers, igualmente politizados (Seeger abandonó el grupo cuando los restantes miembros aceptaron grabar para un anuncio de tabaco), pero mucho más sutiles líricamente para evitar a la censura. Ese mayor trabajo lírico les confirió una mayor riqueza artística, un más que moderado éxito comercial (“On top of Old Smoky” fue número 1 de ventas durante trece semanas en 1950 y su versión del “Goodnight, Irene” de Leadbelly estuvo veinticinco semanas en lista compitiendo con la versión que hizo el mismísimo Frank Sinatra) y una legión de imitadores (empezando por The Kingston Trio) que fueron determinantes en la transmisión del legado folk a los nuevos cantautores (Dylan, Baez…) en los años 60.

 

Si se dice que el folk, tal como lo conocemos, nació el 3 de marzo de 1940, el día en que Seeger y Guthrie se conocieron en un concierto para recoger fondos para los trabajadores inmigrantes, también hay que reconocer la impronta de Seeger en la carrera de los jóvenes talentos que, subidos a sus hombros, convertirían el folk estadounidense en una música universal, conocida, admirada y adaptada en todo el mundo. Sin ir más lejos, fue Seeger quien recomendó a John Hammond que produjera el primer disco de Dylan.

 

En los años sesenta, ya con una carrera a su propio nombre más que asentada pese los interrogatorios del terrible senador McCarthy, Seeger se distanció del stalinismo (aunque no del comunismo como filosofía) y profundizó en su apoyo al efervescente movimiento de los derechos civiles a los que brindaría el himno “We shall overcome” adaptado de un góspel publicado en la revista People’s Songs, fundada por él mismo.

 

Buen conocedor de la tradición folk –trabajó en la adolescencia junto a Alan Lomax, amigo de su padre y uno de los más importantes recopiladores de canciones tradicionales de los Estados Unidos–, a Seeger se le ha considerado como el guardián de la pureza del folk estadounidense por lo que su carrera y su carácter se han tachado erróneamente como artísticamente conservadores. En este sentido, se le atribuye la famosa anécdota de cortar con un hacha los cables que alimentaban los instrumentos eléctricos de Bob Dylan y su banda en su mítica actuación en el Festival de Folk de Newport de 1965. Un hecho todavía controvertido (unos testigos aseguran que ocurrió, mientras que otros lo niegan) del que Seeger siempre se defendió argumentando que corrió a la mesa de sonido para advertir al técnico que con un volumen tan alto en los instrumentos no podía distinguirse la excelente letra de “Maggie’s Farm”.

 

En los últimos años, figuras como Bruce Springsteen le reivindicaron con discos como “We shall overcome: The Seeger sessions” (Columbia, 2006) donde reinterpretó las canciones de uno de los titanes de la canción y el activismo del siglo XX.

 

Para honrar su memoria, os dejamos esta playlist con algunos de sus mejores momentos como intérprete, adaptador o compositor: un gran legado para la Historia de la Música que sin embargo es poco comparado con su espíritu de lucha y su apoyo incansable a las causas de los más débiles. Descanse en paz. Por Jordi Vidal y Half Nelson 

 

 

10

Leadbelly "Goodnight Irene"

 

9

Arlo Guthrie & Pete Seeger "Wimoweh (Mbube)"


8

Peter, Paul & Mary "If I had a hammer"


7

Peter Seeger "Turn! Turn! Turn!"


6

Malvina Reynolds "Little boxes"

 

5

Pete Seeger "We shall overcome"

 

4

Pete Seeger "Kisses sweeter than wine"

 

3

Pete Seeger "Guantanamera"

 

2

Pete Seeger "Where have all the flowers gone

 

1

Woody Guthrie "This land is your land"

 

Jordi Vidal

Jordi Vidal (Berga, 1963)  sempre ha estat fascinat pel món de la música i la fotografia. Finalitzats els seus estudis a l’Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya, ha treballat en diferents camps fotogràfics com el reportatge, industrial, publicitat i editorial, especialitzant-se en reportatge d'esdeveniments i espectacles.

Fotògraf oficial de diversos festivals, entre ells el Grec  o el Sonisphere, ha col·laborat amb promotors, discogràfiques, músics, ballarins i coreògrafs, creant fotografies per a promoció, cartells i portades de discs. Les seves fotos es publiquen habitualment en revistes especialitzades i premsa, tant nacional com extrangera. Ha estat cap de fotografia i fotògraf de les revistes Guitarra Total  i Bateria Total durant deu anys. Col·labora habitualment amb les revistes musicals més importants del país, com Rockdelux i Ruta66, així com amb agéncies internacionals.

Ha realitzat nombroses exposicions de la seva obra, ja sigui de fotografies de músics, dansa, o reportatges de caire social realitzats a Índia, Bangladesh o Cuba, havent estat escollit en dues ocasions per participar a la Primavera Fotogràfica de Catalunya. 

 

jordi@vidalfoto.com

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